Por otro lado, ella también pensaba en él. Los problemas con su enamorado seguían presentes, y aunque habían resuelto algunas cosas, no estaba completamente feliz, fue cuando ella fue quien decidió escribirle un mensaje sincero:
S: Hola, he estado pensando en nosotros y nuestra conversación. ¿Podemos hablar?
Él jugaba cuando recibió el mensaje, paso un tiempo para poder tomar el teléfono, vio su nombre en las notificaciones y la sorpresa, llego el esperado momento, pero no sabía qué esperar, al ver el mensaje lo pensó un poco y con algo de duda respondió, entre algunos intercambios de mensajes decidieron encontrarse en el mismo café tranquilo donde solían verse.
Él llego al lugar, ansioso porque no sabía cómo será volver a verla, ella levanto la mano agitándola, para decir acá estoy, ven. Intercambiaron miradas y él se acercó. Después de un beso en la mejilla y un abrazo que el tiempo parecía haberse detenido, pero para él solo duró un instante. Se sentaron y pidieron el café y una causa, esa que tantas veces pidió, ella un chocolate con leche y unas galletas integrales entre sorbos y risas su produjo una conversación sincera y profunda. Ambos compartieron sus miedos y esperanzas. Ella le contó cómo las cosas con su enamorado no eran tan perfectas como parecían, y él le habló de su lucha interna. Se dieron cuenta de que había una conexión especial entre ellos, algo que ambos habían sentido pero nunca habían expresado completamente.
A medida que pasaban las horas, se sintieron más cómodos el uno con el otro. Se rieron, compartieron historias y se dieron cuenta de que, a pesar de todo, había una amistad profunda que había crecido entre ellos. La tarde se convirtió en noche y el café se llenó de luces tenues, creando un ambiente íntimo, antes había pasado pero no lo habían notado.
Finalmente, ella le dijo:
S: Sabes, he estado pensando mucho en lo que realmente quiero. Y aunque tengo sentimientos por ti, creo que lo mejor para ambos es que sigamos siendo amigos.
Él, con el corazón latiendo rápido pero con una sonrisa en el rostro, respondió:
A: Me encantaría eso. Nuestra amistad es muy importante para mí, y quiero que siga siendo así. Además, hoy tuve miedo de verte, pero, fue bueno para mí. Me di cuenta que lo que sentía por ti es un cariño, un amor pero no del tipo romántico, un amor fraterno. Temía que me dijeras que querías regresar, mas yo ya no siento nada por ti.
Desde ese día, comenzaron a verse con más frecuencia como amigos. No había promesas ni compromisos apresurados, solo la intención de apoyarse mutuamente y disfrutar de la compañía del otro. Fueron a conciertos, pasearon por parques y tuvieron largas conversaciones bajo las estrellas.
Con el tiempo, la amistad entre ellos floreció. Se apoyaron mutuamente en sus problemas y celebraron juntos sus alegrías. Descubrieron que la vida tenía un sentido especial cuando estaban juntos, y su amistad creció de manera natural y hermosa.
Al final, no importaba cuánto tiempo habían tardado en encontrarse, lo que realmente importaba era la conexión profunda y significativa que habían construido. Se dieron cuenta de que, a veces, las mejores historias no son las que terminan en romance, sino las que construyen una amistad sólida y duradera, basada en la honestidad y el respeto.
Si deseas leer la I parte, acá el enlace: https://wallylobo.blogspot.com/2009/10/mi-primera-mini-tragedia.html
Algunas canciones para hoy:
Bailando Bachatas
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