Cuando uno cree que el telón ha caído, la vida siempre tiene
guardado un acto sorpresa.
Y es que el teléfono convertido en enemigo, cuando las llamadas de él no cesaban: mañana, tarde y noche. Como una alarma rota que insiste en sonar, su voz buscaba colarse en cada resquicio de paz. Minerva, agotada y al borde del colapso, decidió que era momento de poner un candado al ruido. Silenció notificaciones, bloqueó números, pero como una hidra con mil cabezas, siempre aparecía otra llamada de un nuevo número.
En su forma de decirse arrepentido, él solia hacer guardia en la puerta de la casa de Minerva, en su carro dormía cual agente de seguridad de la cuadra, durante esos días las noches solian ser seguras con un personaje con placa y uniforme. Minerva solo ignoraba su presencia, aunque de cuando en cuando observaba el aguante del soldado.
Por otro lado, Graciela, la compañera del triángulo, comenzó
a flaquear. El policía, experto en palabras dulces, volvió a envolverla en su
juego. Entre promesas de amor y frases ensayadas, crearon un vínculo de
complicidad donde juntos señalaban a la “intrusa” como la culpable de todos sus
males. Lo que Graciela no sabía era que él también buscaba la reconciliación con
la verdadera protagonista, Minerva, de esta historia, y le enviaba capturas de esas
conversaciones, como un titiritero que disfruta de ver bailar a sus marionetas.
En Minerva se prendió una chispa de la venganza, la deslealtad
de Graciela dolió más que mil llamadas. Minerva, con su sonrisa
traviesa transformada ahora en mirada firme, decidió que había llegado la hora
de ajustar cuentas.
La primera venganza fue un sí disfrazado de indiferencia:
aceptó la invitación insistente del policía para celebrar Año Nuevo, decidió pasarla bien y dejar a su "aliada" vestida y alborotada. Entre
copas, luces de colores y canciones de despecho, brindaron no por el amor, sino
por la ironía de la vida. Una fiesta con sabor a revancha, donde la risa
fingida pesaba más que los fuegos artificiales.
Pero el destino, siempre juguetón, tenía guardada otra jugada.
Cual mismo Caín, el hermano del policía entra en escena, sí,
él tenía un hermano. Y como si fuera un personaje recién salido de un guion
inesperado, comenzó a buscarla. Citas sugeridas, mensajes cargados de intriga,
llamadas entre risas y silencios. Al principio, era solo parte del plan: la
segunda venganza, el as bajo la manga contra el hombre que la había herido,
engañarlo con el hermano.
Sin embargo, la vida, esa narradora caprichosa, movió sus
piezas. Una tarde cualquiera, mientras navegaba en redes sociales, una foto
atrapó su atención. No era él, no era Graciela, era alguien nuevo. Un perfil que
parecía un universo abierto, y al deslizar entre imágenes, apareció un tímido
“hola” en la bandeja de entrada.
Minerva respondió sin imaginar que ese saludo sencillo sería la
puerta a carcajadas compartidas, aventuras improvisadas y una complicidad tan
ligera como el viento. Con él, regresaron las risas, las ilusiones y los planes
de un futuro juntos, como mariposas revoloteando después de la tormenta.
Pero… el destino aún no los quería juntos, un viaje
inesperado, tras dos años de espera, llegó la llamada que siempre había soñado
recibir: una oportunidad, un viaje, un nuevo comienzo en otro lugar. La
decisión era un salto al vacío, pero la promesa de futuro pesó más que
cualquier raíz del pasado.
Dejó todo atrás: las venganzas, las heridas, incluso esa historia que comenzaba a escribir con tinta fresca. Empacó maletas no solo con ropa, sino con la certeza de que, aunque el amor puede vestirse de traición y comedia, siempre hay una página en blanco esperándonos.
Si algo nos enseña esta segunda parte es que el amor, cuando se contamina, puede ser tóxico como humo en una habitación cerrada. Pero también nos enseña que siempre habrá un “hola” capaz de abrir ventanas, de traer aire fresco, de recordarnos que la vida no acaba en la traición ni en la venganza. Porque, al final, no somos lo que perdimos, sino lo que decidimos volver a construir.
Lee la primera parte aquí: https://wallylobo.blogspot.com/2025/09/cuando-la-vida-juega-las-escondidas.html
Asisitido por IA



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