miércoles, 3 de febrero de 2010

Reflexiones III



Son las 11.30 a.m. y sigo en la sala de espera de emergencia del INEN, mi alma esta inquieta, mi mente desconcentrada, mi boca esta cerrada pero dentro de mi grito de desesperación, mi adusto y paralizado rostro inexpresable, disimulo la angustia que me causa los gemidos por el pesar de mi madre expresa. Camino despacio, taciturno, sin destino ni propósito. Me siento bajo la sombra de un árbol y cerca de una cabina de teléfono, se acerca una joven y toma el auricular con la voz resquebrajada, mientras una lagrima brota de sus ojos respira profundamente y dice “prepárate para lo peor, que hoy puede pasar cualquier cosa”. Para no soportar el dolor con una mano cuelga el teléfono y con la otra se tapa la boca, su cabeza se apoya en la pared. Toma un gran volumen de aire se sobrepone y sigue su camino. Mi corazón se acelera y de un sobresalto rompo mi prematura concentración al sentir vibrar el móvil. Es mi hermana me acerco a emergencia logro ver a mi madre a través de una oscurecida luna. La veo calmada, mas aun se coge el vientre, me mira y una sonrisa suya me dice q ya esta mejor. Sigo divagando por las instalaciones del nosocomio, miro a mi alrededor puedo notar una capilla donde había mucha gente, al otro lado una imágenes de una señora a sus pies una fuente donde arroyan monedas, las personas que están ahí se cogen las dos manos con los ojos cerrados, gritan para si una suplica de alivio para su familiar.

Mi mamita


La personas más cercanas a mi, saben del cariño que tengo por mi madre, saben lo que pase por ella y lo que paso con mi sobrinito. Agradezco cada uno de Uds. por esas palabras de apoyo que siempre tuve. Me distraígo un poco al meditar y despierto dentro de una moda de cabezas rapadas y turbantes en el. Nadie se avergüenza de eso es mas grande el valor y la fortaleza que les hace luchar día a día con tan terrible enfermedad. Caras tristes, largas, preocupación por doquier, señoras que salen a dar de la manera que ellas creen bueno, hablan de dios, otras voluntarias ayudan a su prójimo sin pedir nada a cambio. Mi corazón se acelera al recordar lo que mi madre casi siempre repite “ya e voy a morir, hijito” pues es lo que le acaba de decir un niñito a si padre, su mirada tierna me recuerda a mi hermano, cuanto amor hubo con su pequeño y a pesar de su muerte no hay quién cambien al amor de un padre. Si mueren tus padres eres huérfano, si muere tu pareja eres viudo pero si muere un hijo eso no tiene nombre; eso lo que siempre escuche decir y tu que ver a mi querido hermano romperse y llorar al cargar una caja que seria la morada final de su vástago. Pienso en eso en inmediatamente se me estremece la piel me agobia saber cuanto tiempo mas seguirá todo este dolor, ¿cuanto tiempo?

Mi sobrinito y yo

¿Tiempo?, hace muchos meses atrás escribí sobre el tiempo, el tiempo de amar, pero del amor pasional mas no de ese amor que se comparte ese amor fraternal, de aprender a compartir, estar juntos a veces reñir y jugar. Casi siempre olvidamos el amor de nuestras madre solo recordamos cada segundo domingo de mayo para recordarla que la queremos, y en verdad no es mi caso, porque no hay un día en que no la llamo para decirle lo mucho que la quiero, pero eso no es suficiente ella que llena de amor nuestras vidas, que no protege a veces enfermizamente pero no es mas que otra manifestación de su gran capacidad de amar. Mi madre me fue preparando desde mucho antes para este momento, no se como intuyo todo esto, hace siete años atrás cuando empezó todo este tratamiento me dijo, “el dolor es solo un estado de animo, que se debe vencer para no ser vencido, todo esta en la mente…” en todo esta situación no dejo a agradecer a Jehová mi Dios, que siempre esta protegiéndola, por darme a esa mujer como madre para quererla y porque deposito su fe en el y eso le da fuerza para poder afrontar el dolor y la muerte con valentía. Gracias a las personas que suelen ayudar a otras sin conocerlas, gracias amigos por los mensajes q recibí y esa muestra de perocupación.

El tiempo pasa rápido y sin prisa, así que dedíquense a dar amor a todas esas personas que quieren besen sin para, amen sin detenerse, disfruten del amor y la alegría de vivir, dense tiempo para la aventura para que cuando llegue el momento final dirán que han vivido y nadie se los podrá quitar.

¿Propuesta decente?

 ¿Propuesta decente? Cuatro grandes amigos como cada fin de mes se reúnen para almorzar juntos, después de estrecharse la mano y darse un ab...