sábado, 5 de junio de 2010

La brisas del mar refresca suavemente su piel, mientras camina bajo el abrazante sol de verano, con pasos lentos avanzaba a ningún lado. Su mirada fija pero en nada, su cabeza le traía recuerdos de un amor egoísta, que solo conocía de besos fríos y calculados, besos apasionados pero sin sentido, quemándose las entrañas con la frustración de cuando lanza una caricia, un te quiero a aquella persona que no te corresponde sino con su solo silencio. Los minutos pasaban su mente divaga en recuerdos de días dolorosos, pena y desilusión. Cada paso que daba rememoraba episodios de su vida con si fuese una película antigua y sin color que los iba depositando en cada huella que sus pies hacían, para que el viento al igual que el tiempo las enterrase sin que se dieran cuenta.

El aroma del mar se iba perdiendo pero un perfume agradable iba apareciendo, y no solo porque se alejaba de la orilla había algo más que eso, sentía la presencia de alguien a su lado pero miraba a su alrededor, no lograba ver a alguien conocido. Como casi siempre que se camina en silencio; iba pensando ya no en ese pasado sino se iba haciendo la idea de algo diferente, la vida no se debía detener al terminar un amor, una relación queda en el pasado sin embargo los segundos, los días, el tiempo sigue no se detiene a esperar que te levantes y te repongas de tu tristeza. Otra vez ella apareció entre sus ideas había tanto que decir y sin poder hablar solo imagino decir “… tu aroma se fue desvaneciendo de mi almohada, el sabor de tus labios ya no los siento, las huellas de tus manos ya no están, tu recuerdo ya esta olvidado...” y como si hubiese invocado un conjuro mágico esa presencia que tanto le atormentaba desapareció. No había sentido tanto alivio, el peso del recuerdo que cargaba lo había dejado atrás con esas palabras su carga era liviana, su corazón libre para que pudiese amar a alguien que pueda corresponderle. Volvió a sentir nuevamente ese perfume ahora mas intenso, era tan fresco, y agradable que no pensaba en otra cosa que saber quien era la poseedora de dicho aroma, de pronto unas delicadas manos taparon sus ojos, al principio él se asusto, pero se encontraba anestesiado por el olor, que solo atino a decir… quien eres?... no hubo repuesta. Ella guiaba sus pasos, con suave beso en la mejilla le pidió que cerrara los ojos para que el pueda ver de quién se trataba, siguió las indicaciones al girar no hubo nadie. La incertidumbre quedo, sonrió y decidió voltear una vez mas, logró ver a alguien esconderse; camino a hacia la esquina apresuradamente y ya no había nadie; simplemente decidió seguir su camino quizá esa presencia era parte de su presente, que apareció para poder ayudarlo a liberarse de su carga pero que no se quedaría, aunque el hubiese querido saber si ella era a quien esperaba. Como acababa a prender la lección del tiempo que podría atraparlo nuevamente si se ponía a esperar que apareciera otra vez, solo agradeció en silencio su rauda presencia y “…Si algún dia me llegues a querer espero poder estar aun a tu lado…”.



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